“I’m Tim“, es el nombre del documental presentado por Netflix el pasado 31 de diciembre de 2024, que cuenta la historia del DJ y productor Tim Bergling mejor conocido en el mundo EDM como Avicii, en donde se retrata (mediante imágenes inéditas y testimonios de sus amigos y familiares) el comienzo de su carrera, su interés por la música, sus diferentes grandes producciones musicales y sus presentaciones memorables en grandes festivales.
Este documental es una versión ligera, liviana y amigable para contar la historia de Avicii, después 7 años de su muerte y gracias a dicho documental podemos recordar no solo su legado musical, sino también la importancia que hay en temas de salud mental, ansiedad, agotamiento extremo (como cuando tomó la decisión de retirarse de los escenarios por un tiempo) y las enfermedades relacionadas con estilos de vida de artistas como Tim que llegan a la fama a temprana edad (como cuando le dio pancreatitis aguda provocada por el consumo excesivo de alcohol).
Aunque en el internet hay miles de versiones acerca de Tim y su muerte, lo que es importante recalcar, es los efectos devastadores de la presión y la falta de cuidado de la salud mental en la vida de los seres humanos en general. El documental no manifiesta en realidad el sufrimiento que atravesaba Tim, motivo por el cual decidió quitarse la vida el 20 de abril de 2018 en un viaje que hizo con sus amigos a Omán.
La salud mental es un pilar fundamental de nuestro bienestar general, aunque a menudo pasa desapercibida frente a las demandas del día a día. No se trata solo de la ausencia de trastornos mentales, sino de la capacidad de manejar el estrés, construir relaciones sanas y mantener un equilibrio emocional. Hoy, más que nunca, debemos hablar abiertamente sobre salud mental. Según la Organización Mundial de la Salud, una de cada ocho personas en el mundo vive con algún trastorno mental, pero la estigmatización y la falta de recursos siguen siendo barreras significativas.
Es esencial priorizar nuestra salud mental tanto como lo hacemos con nuestra salud física. Practicar la autocompasión, establecer límites saludables, buscar apoyo cuando sea necesario y promover espacios seguros para compartir nuestras emociones puede marcar una gran diferencia. Recordemos que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de valentía. Si bien los desafíos son inevitables, el acceso a la ayuda profesional y una red de apoyo sólida puede transformar vidas. Hablar de salud mental salva vidas. Hagamos de esta conversación una prioridad en nuestras comunidades, familias y lugares de trabajo.