La música latinoamericana fue protagonista este año, su presencia hizo de cada presentación un momento único. Los actos en vivo de artistas de la región elevaron la energía del festival y convirtieron a Las Estacas en un escenario paradisíaco donde la música, el arte y la naturaleza se fusionaron para crear una experiencia inolvidable.
Además de la música el circuito de arte ofreció un recorrido que fusionó tecnología y naturaleza, invitando a lxs asistentes a (re)conectar con el entorno de maneras inesperadas. Este año la experiencia se expandió con más espacio para disfrutar del río, nuevos paisajes y la integración de los humedales como parte esencial del recorrido.
Por su parte Isla B, con su enfoque en el bienestar y las sabidurías ancestrales, se consolidó como un refugio de sanación y exploración sensorial. |